lunes, 8 de noviembre de 2010

final horroroso vs horror sin fin

Hace ya bastantes años leí una frase que me ha acompañado desde entonces en muchos momentos en los que mi cabeza ha querido dar rienda suelta al sufrimiento: más vale un final horroroso que un horror sin fin. 
Esta frase ha sido clave en muchos de esos momentos para poder lanzar la orden a mi cerebro de parar todos esos pensamientos repetitivos y punzantes que generaban el bloqueo de cualquier acción posible y que tan sólo daban paso al miedo, un miedo creciente que llevaba a más y más bloqueo.
Porque una cosa es el sufrimiento y otra muy diferente el dolor y creo que la mayoría de vosotros compartireis conmigo que sufrimos mucho más que padecemos. Padecer es cuando alguna circunstancia real, un acontecimiento en nuestra vida, nos ha generado dolor. La pérdida de un ser querido, el dolor generado por un daño físico, constatar el rechazo de una persona querida, etc. nos genera dolor, un dolor inevitable (aunque considero que tenemos la capacidad de afrontar el dolor de manera positiva para poder reducir sus estragos, pero esto será tema de otra entrada en mi blog).
Afortunadamente, este tipo de acontecimientos no nos ocurren a diario, ni tan sólo frecuentemente, pero, en cambio, sufrimos a diario o, al menos, frecuentemente por lo que pueda llegar a pasar. Y aquí llega el horror sin fin imaginando un final horroroso.
Puedo ponerme en situaciones que posiblemente nunca me ocurrirán y sufrir pensando en lo que me puede llegar a ocurrir. El sufrimiento llega a ser tan fuerte que puedo llegar a sentir casi con la misma fuerza que si estuviera aconteciendo la situación en ese preciso instante. ¡Así de poderoso es nuestro cerebro! ¿Y todo esto para qué? Si al final acaba pasando algo horroroso, me dolerá tanto si he sufrido previendo lo que iba a pasar como si no lo hubiera llegado a imaginar nunca. Y si no llega a pasar nunca... ¿cuánto sufrimiento me podría haber ahorrado? El dolor no lo puedo evitar, el sufrimiento sí.
Nuestro cerebro es una máquina incansable, pero depende de nosotros decidir qué tipo de pensamientos alimentamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario